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martes, 9 de octubre de 2012

Viena I. Viena Imperial. La Viena de los barrios.


La historia de muchos de nuestros viajes es a veces la historia de nuestros pasos por la vida. Un viaje puede ser, más que un pasatiempo, un cambio en nuestra vida. A veces nuestra historia se escribe a partir de un viaje. Mi tour por Austria fue una de esas historias.

Fuente de Palas Atenea frente al Parlamento de Austria, Dr-Karl-Renner-Ring, 3. 

Llegué a Viena el 1 de abril de 2011. El día anterior lo había pasado en Linz y el campo de concentración de Mauthausen, una experiencia que ya relaté en cierta ocasión. Llegaba a la capital del país con una perspectiva poco halagüeña: el principal contacto que tenía en la ciudad, Mike, estaba fuera aquel fin de semana, y había conseguido un sitio en el piso del primo de una amiga con la que había estado en Salzburgo dos días atrás. Todo se había hecho de forma apresurada y mal planeada y cuando uno lleva un presupuesto reducido –todo el tour de dos semanas por el país estaba pensado para costar unos 450 euros– siempre “duelen” más los gastos imprevistos de última hora.

Uno de los pueblitos en ruta hacia Viena. Muchos de éstos no pueden contemplarse desde las autopistas, ya que el gobierno austríaco ha dedicado los últimos años a la construcción de numerosas pantallas junto a aquellas para reducir la contaminación acústica en el campo. 


Tan pronto como llegué a Viena descubrí que el dinero que fuera a gastarme en la ciudad iba a ser el menor de mis problemas. Mi mitfahrgelegenheit (una opción más que recomendable para viajar en países de habla alemana) me había dejado muy cerca del palacio de Schönbrunn, desde el que tomé el tranvía hasta llegar a mi destino, el distrito (Bezirk) 16. Sumergido en la nube de edificios levantados en las ampliaciones de la ciudad en la etapa socialista de los años 20 y 30 (hasta la llegada de Dollfuss), el distrito 16 es un barrio multicultural y colorido que hace ver que Viena, como pocas otras ciudades, es una auténtica puerta a Oriente. Los turcos, que no consiguieron tomar la ciudad en 1529 -por la actuación de los españoles de Carlos I- ni en 1683 -por los polacos de Jan III Sobieski- conforman una pequeña comunidad muy activa y ciertamente tranquila que cada viernes levanta su propio mercado en los alrededores de Thaliastrasse.

Imagen de los distritos de Viena, extraída de aquí. Yo viví brevemente en el 16. 


Parroquia de la Sagrada Familia (Pfarrkirche zur Heiligen Familie), emplazada en el distrito 16 (Ottakring), construida a finales del siglo XIX como parte de las ampliaciones de la ciudad. 


La vida nocturna de la Viena actual es bastante más completa, colorida y vibrante que en otras capitales europeas. La ciudad mantiene la misma población desde los años 50, de forma que no existen grandes complejos de viviendas en ciudades-dormitorio anejas, sino que casi todos los austríacos que trabajan en Viena pueden vivir en Viena. Esto hace que la ciudad no se congestione demasiado y que pueda existir toda una amplia gama de oportunidades de ocio para todos los gustos. No en vano Viena es la capital de la música clásica, símbolo remanente claro del Imperio Austrohúngaro.

Atravesando el palacio de Hofburg (junto a la Biblioteca Nacional), en la Michaelerplatz, nos encontramos un dúo de música clásica auspiciado por la inmejorable acústica del arco de entrada. 


Viena, la capital del Imperio que se extendía desde el Alto Adigio (o Süd-Tirol según sus habitantes, que llevan pasaportes de la República Italiana escritos en alemán) hasta Transilvania y Galitzia, desde Praga hasta el sur de Croacia y Sarajevo. El Imperio Austrohúngaro, que nunca fue más que un conglomerado de naciones bajo el dominio del pueblo germano, servía con diligencia a la poderosa dinastía Habsburgo que reinó durante siglos antes de la Primera Guerra Mundial. Y como era costumbre en la época todos los dirigentes de esta dinastía dedicaron sus esfuerzos (¡o el de millones de súbditos!) a ampliarla y reformarla y engrandecerla.

Este mapa del centro de Viena lo he extraído de aquí. Las siguientes imágenes sobre el mapa son recortes del original para ilustrar un poco mejor las áreas del centro de Viena. 

 Bajo los Habsburgo se construyó la Inner Stadt (literalmente, Ciudad Interior), elegante, amplia y clara y con un estilo inequívocamente imperial. Antaño se encontraba separada todo un kilómetro de parques de las casas de la burguesía y los proletarios. Estos parques forman hoy en día el anillo de los distritos 3 al 9, ocupados actualmente por los vieneses con mayores rentas, aún sin entrar en la Inner Stadt, pero junto a amplias avenidas rodeadas por palacios, museos, teatros y la ópera. Las carrozas de estilo imperial, imitadas de aquellas de la época de los poderosos Habsburgo, se pasean por las avenidas que rodean la Ciudad Interior:

-          El Schottenring, más al norte, cercano al edificio de la Bolsa y a la zona rica de Alsergrund.



-          El Dr-Karl-Lueger-Ring, al que dan el edificio de la Universidad (en la que dieron clase Christian Doppler y Sigmund Freud), el Burgtheater, el Parlamento y el Ayuntamiento de Viena, situado frente a un animado parque en el que tomar un helado en las horas de calor y que en primavera y verano sirve para acoger diversos espectáculos.


Otra vista del Parlamento con el Ayuntamiendo de Viena al fondo. 

Ayuntamiento de Viena. No conseguí hacer muy buenas fotos por una aglomeración de gente que había para observar una competición de saltos en bicicleta que se celebraba frente a este edificio. 

Tras la intensa mirada de este hombre que sospecha en primer plano se encuentra el Burgtheater, frente al Ayuntamiento y al otro lado del Dr-Karl-Lueger-Ring. 

Una vista nocturna (un poco desenfocada) del Ayuntamiento desde la Heldenplatz, de espaldas a la Nationalbibliothek. En primer término la estatua del archiduque Carlos de Austria-Teschen (1771-1847). 

-          El Burgring, el más famoso de todos, que divide los antiguos palacios de los Habsburgo del barrio de los museos (Museums Quartier), que alberga la Kunsthalle, el Leopold Museum, el Museo de Arte Moderno, y los museos gemelos de Historia Natural y de Historia del Arte. Hoy los palacios son empleados como edificios administrativos a los que se puede acceder. También se encuentran, en el lado de la Inner Stadt, la imponente Biblioteca Nacional (Nationalbibliothek), con la deliciosa Heldenplatz y el parque Volksgarten, donde todos los vieneses se reúnen en los días de buen tiempo.


La calidad de mi cámara es ya conocida y sólo me permite hacer fotos de esta calidad (prometo conseguir tomas mejores para los próximos viajes). Vista del Museo de Historia del Arte (Kunsthistorisches Museum), en el Museums Quartier.

Éste es su hermano gemelo, el Museo de Historia Natural (Naturhistorisches Museum), situado frente al primero al otro lado de la Maria-Theresien-Platz. Ambos fueron levantados en época imperial. 

Al otro lado del Burgring se encuentra la imponente Nationalbibliothek, cuya visita es una delicia y merece la pena al menos pasearla. La estatua es del príncipe Eugenio Francisco (1663-1763)

Äußeres Burgtor o Puerta Exterior, frente a la Heldenplatz. La inscripción superior (que no puede leerse) reza: FRANCISCVS I. IMPERATOR AUSTRIAE MDCCCXXIV (Francisco I Emperador de Austria, 1824). La inferior: LAVRVM MILITIBVS LAVRO DIGNIS MDCCCCXVI (Laurel a los soldados laureados con honor, 1916). Las ramas doradas del centro van acompañadas cada una de un nombre inscrito: Franz Joseph I (Francisco José I, emperador de Austria y Hungría 1848-1916), Wilhelm II (Guillermo II, káiser de Prusia y Alemania 1888-1918), Mehmed V (Mehmed V, sultán del Imperio Otomano entre 1908 y 1918) y Ferdinand I (Fernando I, príncipe y zar de Bulgaria de 1887 a 1918). Los cuatro soberanos eran los aliados principales de la coalición que se enfrentó a la Triple Entente durante la Primera Guerra Mundial. 
Detalle de la Nationalbibliothek con la estatua al príncipe Eugenio Francisco.
La Heldenplatz tiene una amplia zona verde en la que los vieneses, jóvenes y viejos, se reúnen para charlar, beber, leer, jugar al frisbee o a la slackline (juego de equilibrio muy popular en Austria y Alemania), tocar música o sencillamente para tomar el sol y pasear. 

Vista del patio interno del palacio de Hofburg, donde se encuentra la famosa Spanische Hofreitschule, la escuela de equitación española. Curiosamente en España las escuelas de equitación suelen estudiar los estilos austríaco y húngaro de equitación. 
La Nationalbibliothek desde la salida del Volksgarten en un día un poco más frío. 
Imagen de la estación de metro (U-Bahn) Volkstheater, junto al Museums Quartier. 

-          El Opernring y el Kärnter Ring, que separan el edificio de la Ópera Estatal (Staatsoper) y el tranquilo parque Burggarten –Inner Stadt –de la Academia de Artes Pictóricas (Akademie der bildenden Künste) y la archiconocida Karlsplatz (en la que se encuentra la bella Karlskirche).


Vista nocturna del edificio de la Ópera vienesa. No es aquí, sino en el Musikverein, donde se celebra cada 1 de enero el famoso Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena. 

Iglesia de San Carlos Borromeo, en Karlsplatz.

-          El Schubertring y Parkring, que separan el gran Stadtpark de la parte más antigua de Viena, en la que se sitúan la Catedral de Esteban, las iglesias jesuita y dominicana, y un poco más allá la Stadttempel o Sinagoga.


Mi estancia en el Stadtpark y en Donauinsel vendrá de la mano de otro relato que aparecerá próximamente en este blog, "El día que recorrí solo Viena en bicicleta". 

Un recuerdo (un poco borroso) a los judíos austríacos muertos en la época nazi, no muy lejos de la antigua sinagoga o Stadttempel. 

Primera caja de ahorros de Austria, edificio estilo imperial. 

Monumentos barrocos a las guerras imperiales con numerosas imágenes religiosas son comunes en Austria, que siempre ha sido un Estado católico. 

Interior de la Catedral de San Esteban o Stephansdom de Viena. 

Si uno pasea por la Inner Stadt le pueden aparecer al paso espontáneamente edificios como éste, que en cierta ocasión debió pertenecer a los Caballeros de la Orden Hospitalaria. 

-          Finalmente, el Stubenring y la isla del Danubio (Donauinsel), donde está el famoso parque Prater, símbolo de la aristocracia austríaca de finales del siglo XVIII y XIX.




La famosa noria del parque Prater. 


La grandeza imperial de la Viena de los Habsburgo no decayó tras la Primera Guerra Mundial. Los movimientos obreros de los años 20 y 30 impulsaron la construcción de grandes casas residenciales (Gemeindebau) a modo de comunas o casas de vecinos, que fueron imitadas en los años 30 y 40 bajo los fascistas ultracatólicos de Dollfuss y bajo los nazis. Tras la Segunda Guerra Mundial la ocupación y la separación de Viena en zonas de influencia duró… 10 años. En 1955 Austria pasó a convertirse en un receptor más del Plan Marshall de ayuda para la reconstrucción de Europa Occidental. Comparemos esta ocupación con la que sufrió Alemania durante 43 años y que dividió su capital en dos hasta noviembre de 1989.

Lástima de foto desenfocada. Vista de los carruajes aparcados en la Heldenplatz, con la imagen del Ayuntamiento de Viena al fondo a la derecha. El centro de Viena no fue tan intensamente bombardeado como algunas ciudades alemanas durante la II Guerra Mundial, que reventaron hasta los cimientos. Hoy en día Viena es la tercera capital de la ONU tras Nueva York y Ginebra y existe una gran comunidad internacional que trabaja para los organismos internacionales y que habita en el rico distrito 5.  

La brevedad de esta ocupación fue, sin embargo, suficiente para que Graham Greene la retratara en su relato El tercer hombre, guion de la película homónima ambientada en 1947. La fama de la película, con el ambiente tétrico y depresivo del relato que penetra en la sociedad de la posguerra y en los trapicheos de los contrabandistas de penicilina adulterada que venden su mercancía a hospitales que la necesitan, han animado al ayuntamiento vienés a acondicionar y abrir parte de sus alcantarillas al público y a reconstruir las escenas de la película en una ruta para turistas conocida como Der dritte Mann Tour.

Mis dos "guías" de Viena. 


La Viena de hoy en día, sin embargo, no tiene nada que ver con las calles oscuras de 1947 en las que se desarrolla la trama de Rollo Martins. Hoy en día los hospitales distan mucho de tener penicilina adulterada o colecciones de muestras humanas de los campos de concentración. Viena es una ciudad luminosa, atractiva, cosmopolita, vibrante, con una oferta casi infinita de posibilidades, sin dejarse llevar por el esnobismo característico de los grandes destinos turísticos como París. Comer en las calles de Viena sigue siendo asequible, aunque hay que contar con que el nivel adquisitivo austríaco es por lo general bastante alto.


Esta pseudosalchicha grasienta se llama Pferdleberkäse y está hecha de carne de... caballo. Es muy típica en Viena. No es recomendable tomársela cuando la temperatura ambiental supera los 30ºC (a mí me dio un buen dolor de estómago), especialmente si se ve que está muy muy grasienta. 

La estancia en casa de Andreas (el primo de mi amiga) y su compañero Christoph fue tan cómoda que acabé por quedarme hasta una semana, durante la cual los acompañé a todas las salidas que hicieron tanto por el día como por la noche. Tengo que decir una cosa: no existe mejor Viena que la que haces acompañado de dos estudiantes de la carrera de Historia. Con ellos pude saborear la Viena de todas las épocas, aquella que no se encuentra plasmada en los folletos turísticos ni en los buses de Hop On, Hop Off. 

Si no hubiera sido por Andreas y Christoph nunca habría saboreado este arroz y esta cerveza... ¿verdes? Pues sí, pero estaban deliciosos. 

De Viena me llevo un cálido y grato recuerdo que no se ha perdido todavía. Entre mis planes se encuentra volver a pasear por sus calles, algo que espero hacer muy pronto. Este artículo queda como testigo de tales intenciones. 

En resumen, visita Viena. Como dirían los amigos de ROSMT, 'It's good for you!'


K. 

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